Épico título de Pereyra y De Pascual en Tucumán
La vida del ser humano es un conjunto de momentos que se van sucediendo año tras año. Hay buenos, malos y otros que son imborrables, esos que quedan grabados a fuego en la memoria… el primer beso, la graduación, una boda o el nacimiento de un hijo.
En el deporte tenemos varios de esos momentos que se han convertido en hito, esos que el aficionado de cualquier parte del mundo recuerda como el “Maracanazo” de Uruguay en el 50; los goles de Maradona a los ingleses en el 86; los Chicago Bulls de Jordan; los 7 mundiales de Schumacher o los 14 Roland Garros de Rafa Nadal.
Y en la juventud del pádel profesional se van escribiendo las primeras páginas, esas donde aparecen Lasaigues-Gatiker como la mejor pareja de los 90 en Argentina o los imbatibles Bela y Juan Martín que durante 13 años estuvieron en la cima del ranking mundial.
En la breve historia de A1 Padel ya se van sucediendo esos momentos que serán recordados para siempre. Esos 10 títulos de Arce-Dal Bianco de 2023 que parecía difícil de igualar hasta que al año siguiente aparecieran Aguirre-Alfonso para elevar el récord a 11.
Y nada más arrancar el 2025 nos encontramos con otro de esos momentos que el aficionado recordará durante mucho tiempo: la final del Tucumán Open.
Partidos así tal vez haya muchos, pero finales tan épicas como la de ayer les puedo asegurar que no.
Lo que Juani De Pascual y Ramiro Pereyra lograron en Aguilares son de esos triunfos que emocionan, que hacen salta al espectador de su silla y dejar coloradas las palmas de sus manos de tanto aplaudir.
En apenas una hora de juego, Arce y Dal Bianco iban a lograr el título más rápido y abultado del circuito… o al menos eso creímos todos, me animo a decir que hasta sus rivales.
El marcador era 6/1 5/1 y punto de oro al resto, match ball, bola de título.
Y fue recién en esa situación, cuando estaban al borde del precipicio, cuando despertaron los dos “témpanos” que estaban del otro lado de la red, esos dos chicos introvertidos que uno a veces no sabe si están tristes o felices, que son una montaña rusa de sensaciones.
El resto que se inventó Pereyra en paralelo para dejar clavado a Arce y definir ese punto de oro, fue la chispa que encendió la mecha hacia el título.
Salvaron esa bola de partido pero estaban aún dos breaks abajo ante unos adversarios muy sólidos que por algo se ganaron el mote de “relojitos”.
Pero Juani y Rama entraron en ebullición gracias al público que enloqueció en las gradas. Las dejaditas de Pereyra que antes eran “frustraditas” porque no salían, empezaron a sucederse con éxito.
De Pascual fue haciéndose cada vez más grande y todo ese cúmulo de errores que habían cometido se los inocularon a sus rivales, sobre todo a un Dal Bianco que parecía irse derritiendo poco a poco.
Seguramente, muchos aficionados dieron por hecho el título y probablemente sería lo más evidente. Pero si ya parecía imposible forzar un tercer set con la situación dramática que afrontaban, todos esos fans que leyeron el 1/6 7/5 6/1 final con un parcial de 12-1 en favor de unos Juani de Pascual y Rama Pereyra que nunca se rindieron y que pasarán a la historia como esa excepción que confirma la regla, como el 0'1% que parece un mito y nunca podría ocurrir.
Sin embargo, la historia está para reescribirla y, en la final del Tucumán Aguilares Open ya forma parte de las más increíbles hazañas del pádel y del deporte mundial con la firma de Pereyra-De Pascual.